Picoleta - La Sabia del universo Mimath
Picoleta, la Guardiana de la Sabiduría
En el universo Mimath, donde todo brilla con colores mágicos y cada criatura tiene un corazón lleno de sueños, vivía Picoleta. Era una señora muy sabia que llevaba un vestido que parecía plumas de mil colores, y un gorro con plumas que ondeaban al viento como las alas de un pájaro.
Picoleta sabía cosas que nadie más sabía: secretos de la naturaleza, cuentos de estrellas lejanas y lecciones para el corazón. Pero lo que más le gustaba era compartir todo ese conocimiento con los personajes del reino Mimath.
Cada mañana, Picoleta se posaba en la rama más alta del Gran Árbol de los Valores y esperaba a que niños y niñas, y todos los seres del reino, vinieran a sentarse a su alrededor. Allí, les contaba historias que enseñaban cómo ser buenos amigos, cómo cuidar a los demás y, sobre todo, cómo escuchar con el corazón.
Un día, las pequeñas más sensibles del reino se acercaron a Picoleta con dudas y miedos.
—Picoleta —dijeron bajito—, a veces sentimos que el mundo es muy grande y nos asusta no saber qué hacer.
Picoleta las miró con ternura y les dijo:
—Queridas, la valentía no siempre es correr hacia adelante sin miedo. La verdadera valentía está en aceptar cómo te sientes, cuidarte y buscar ayuda cuando la necesitas. Aquí, en Mimath, todos somos una familia, y nadie está solo.
Les acarició la cabeza suavemente y añadió:
—Y no olviden que cada emoción es una pluma que forma sus alas. Cuando aprenden a escuchar esas plumas, pueden volar alto y fuertes.
Pero Picoleta no cuidaba solo a las niñas más sensibles. También acompañaba a todos los personajes, desde los más valientes hasta los más curiosos, porque en Mimath se sabía que el amor y la sabiduría son para todos por igual.
Un día, un pequeño dragón llamado Lumo llegó confundido.
—Picoleta, no sé qué hacer cuando me enojo —dijo—. Me da miedo que mis llamas lastimen a mis amigos.
Picoleta le sonrió y le dijo:
—Lumo, el enojo es como el fuego: puede calentar y proteger, pero también puede quemar si no aprendemos a controlarlo. Aprende a respirar profundo, contar hasta diez, y a decir lo que sientes con calma. Así, tu fuego será luz para quienes te rodean.
Desde entonces, Picoleta siguió siendo la guardiana del conocimiento y del amor en Mimath. Todos la respetaban y la querían, porque sabían que su sabiduría hacía que el reino fuera un lugar donde crecer, aprender y quererse era la aventura más hermosa de todas.
Y así, en el universo Mimath, con Picoleta cuidando los corazones, el amor y la sabiduría siempre volaban alto.